As summer winds down in Telluride, the town is filled with stories of travel, adventure, and leisure. The mountains echoed with laughter, and the festivals brought us together. Yet, while many of us enjoyed summer vacations, it’s crucial to remember that not everyone in our community had the same experience. For some, summer was not a time of relaxation but a period of heightened struggle. As the school doors closed, so too did the doors to daily, reliable meals for many of our children and families. While some traveled, others were left wondering where their next meal would come from.
According to recent assessments, including the West Central Public Health Partnership (WCPHP) and San Miguel County (SMC) Health Assessment done in the Spring of ‘23, nearly 10% of our community faces food insecurity. That means at least one in ten people, including children, sometimes go to bed hungry. This summer, the absence of school meals—often the only reliable source of nutrition for some children—amplified this crisis.
Food insecurity is just one facet of the broader health disparities that exist in our community. The same health assessment revealed that the cost of healthcare remains a significant barrier for many, with nearly two-thirds of residents feeling that medical care is not easily accessible. This issue is compounded by the fact that fewer residents in San Miguel County have health insurance compared to the rest of Colorado. The high cost of insurance and healthcare means that even those with coverage are hesitant to seek care due to fears of overwhelming medical bills.
These challenges are not confined to food. Housing insecurity is another pressing issue. A significant portion of our community is burdened by the high cost of housing, with 33% of households spending more than 30% of their income on housing. This strain leads to difficult choices: do they pay rent or buy groceries? For some, these choices are a daily reality.
Moreover, our Latino population, which constitutes a vital part of the workforce, is disproportionately affected by these issues. They are four times more likely to run out of food compared to non-Latino residents and are more likely to live in substandard housing conditions. This is a reminder that health disparities are deeply intertwined with socio-economic status and ethnicity.
There are steps we can take as a community. First, increasing awareness about and access to SNAP (Supplemental Nutrition Assistance Program) and other food assistance programs is essential. Many in our community are eligible but not enrolled in these programs, often due to a lack of information or fear of stigma. We must work to change that. We must also work to spread awareness of Angel Basket’s, our local food pantry. Find more information on that here.
As we reflect on the summer, let us not forget those who faced it with a sense of dread rather than delight. The disparities in our community are not insurmountable, but they require a collective effort to address. Whether it’s through volunteering, advocacy, or simply being more aware of the challenges our neighbors face, we all have a role to play.
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Disminuyendo la Disparidad en Salud en el Condado de San Miguel a través de la Concientización
A medida que el verano llega a su fin en Telluride, la ciudad se llena de historias de viajes, aventuras y ocio. Las montañas resonaron con risas y los festivales nos unieron. Sin embargo, aunque muchos de nosotros disfrutamos de las vacaciones de verano, es crucial recordar que no todos en nuestra comunidad pasaron por lo mismo. Para algunos, el verano no es relajación, sino un período de mayor lucha. A medida que se cerraban las puertas de la escuela, también lo hacían las puertas a comidas diarias y confiables para muchos de nuestros niños y familias. Mientras algunos viajaban, otros se preguntaban de dónde vendría su próxima comida.
De acuerdo con evaluaciones realizadas en la primavera de 2023, la Asociación de Salud Pública del Centro Oeste (WCPHP, por sus siglas en inglés) y la Evaluación de Salud del Condado de San Miguel (SMC), encuentran que casi el 10% de nuestra comunidad enfrenta inseguridad alimentaria. Eso significa que al menos una de cada diez personas, incluidos los niños, a veces se va a la cama con hambre. Este verano, la ausencia de comidas escolares, a menudo la única fuente confiable de nutrición para algunos niños, amplificó esta crisis.
La inseguridad alimentaria es solo una faceta de las disparidades de salud más amplias que existen en nuestra comunidad. La misma evaluación de salud reveló que el costo de la atención médica sigue siendo una barrera importante para muchos, ya que casi dos tercios de los residentes sienten que la atención médica no es fácilmente accesible. Este problema se ve agravado por el hecho de que menos residentes en el condado de San Miguel tienen seguro médico en comparación con el resto de Colorado. El alto costo del seguro y la atención médica significa que incluso aquellos con cobertura médica dudan en buscar atención debido al temor de facturas médicas abrumadoras.
Estos desafíos no se limitan a la alimentación. La inseguridad de la vivienda es otro problema acuciante. Una parte significativa de nuestra comunidad está agobiada por el alto costo de la vivienda: el 33% de los hogares gasta más del 30% de sus ingresos en vivienda. Esta tensión los lleva a tomar decisiones difíciles: ¿pagar el alquiler o comprar comestibles? Para algunos, estas decisiones son una realidad cotidiana.
Además, nuestra población hispana, que constituye una parte vital de la fuerza laboral, se ve afectada de manera desproporcionada por estos problemas. Tienen cuatro veces más probabilidades de quedarse sin alimentos en comparación con los residentes no hispanos y es más probable que vivan en condiciones de vivienda deficientes. Este es un recordatorio de que las disparidades en materia de salud están profundamente entrelazadas con el estatus socioeconómico y la etnia.
Pero hay pasos que podemos tomar como comunidad. En primer lugar, es esencial aumentar la conciencia y el acceso al Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria SNAP y otros programas de asistencia alimentaria. Muchos en nuestra comunidad son elegibles, pero no están inscriptos en estos programas, a menudo debido a la falta de información o al miedo al estigma. Debemos trabajar para cambiar eso. También debemos trabajar para dar a conocer Angel Basket’s, nuestro banco de alimentos local. Encuentre más información aquí.
Al reflexionar sobre el verano, no olvidemos a aquellos que lo enfrentaron con una sensación de temor más que de deleite. Las disparidades en nuestra comunidad no son insuperables, pero requieren un esfuerzo colectivo para abordarlas, ya sea a través del voluntariado, la defensa o simplemente siendo más conscientes de los desafíos que enfrentan nuestros vecinos. Todos ejercemos un rol.
Traducido por Cali G.