In honor of Black History Month, Telluride Medical Center is committed to shedding light on the significant disparities present in the maternal health landscape for Black women in the United States. Our goal is not to cast a shadow of despair but to educate and engage our community on the pressing issue of national health inequity. By confronting these disparities head-on, we aim to foster a deeper understanding and compassion within our community towards the systemic challenges faced by Black women in healthcare. It’s a call for collective awareness and action, recognizing that behind these statistics are real individuals whose experiences and struggles demand attention and change. TMC believes in the power of community-oriented but serious dialogue to catalyze positive changes in healthcare equity, especially in acknowledging and addressing the historical and ongoing injustices that Black women face in maternal health. 

The maternal health landscape for Black women in the United States is unfortunately marked by significant disparities, with these individuals facing a disproportionately high risk of maternal mortality and morbidity. This issue goes beyond socioeconomic boundaries, affecting Black women across various cities and states, signaling a systemic problem rather than isolated incidents (Hoyert, 2023). The disparity in severe maternal morbidity rates, which are critical indicators of unexpected and severe complications during labor and delivery, further highlights the urgency of addressing this issue. According to the CDC, “In 2021, the maternal mortality rate for non-Hispanic Black (subsequently, Black) women was 69.9 deaths per 100,000 live births, 2.6 times the rate for non-Hispanic White (subsequently, White) women.” 

Black women’s experiences in healthcare settings often involve negative interactions, including poor treatment and discrimination. These experiences can range from being treated poorly due to disagreements with caregivers to a general feeling of being ignored or disrespected by healthcare providers. Such treatment not only impacts the immediate healthcare outcomes but also erodes trust in the healthcare system among Black women, further complicating their willingness to seek care (Vedam et al., 2019). 

Moreover, Black women face higher rates of complications like hypertension and preeclampsia and are more likely to undergo cesarean sections, often due to medical coercion. This is indicative of a broader issue of lack of agency and respect in their healthcare experiences, which is compounded by disparities in postpartum health insurance coverage, leaving them more vulnerable during a critical period (Ani, 2015). 

The roots of these disparities can be traced back to a history of systemic racism within the healthcare system, including non-consensual medical experimentation and biases in pain management and patient care. A notorious example of non-consensual medical experimentation is James Marion Sims, historically recognized as the “Father of Gynecology.” Despite being named president of the American Medical Association in 1976 and a founder of the American Gynecological Society, his legacy is marred by unethical practices. Unfortunately, his research was “conducted on enslaved Black women without anesthesia, medical ethicists, historians and others say his use of enslaved Black bodies as medical test subjects falls into a long, ethically bereft history that includes the Tuskegee syphilis experiment and Henrietta Lacks. Critics say Sims cared more about the experiments than in providing therapeutic treatment, and that he caused untold suffering by operating under the racist notion that Black people did not feel pain,” according to Holland. While he invented the vaginal speculum and contributed to reproductive health in the 19th century, history often overlooks the brutal methods he employed, thereby perpetuating systemic racism. This long-standing mistrust and systemic neglect necessitate a comprehensive strategy to dismantle these barriers and ensure equitable care (Prather et al., 2018; Hoffman et al., 2016). 

The recent overturning of Roe v. Wade introduces new risks, particularly in states with potential abortion bans, exacerbating the already precarious situation for Black women seeking maternity care. These maternal health disparities are closely linked to broader social determinants of health, shaped by decades of historical inequities. Addressing these disparities requires a multifaceted approach that includes policy reform, community engagement, and systemic changes in healthcare delivery (Surana, 2023). 

Legislation like the Black Maternal Heabalth Momnibus Act represents a significant step forward, aiming to comprehensively address the drivers of maternal mortality and morbidity among Black women. This underscores the importance of targeted interventions and policy reforms to bridge the gap in maternal health outcomes (U.S. House of Representatives Black Maternal Health Caucus, 2023). 

The commitment to community-led solutions and addressing social determinants of health is essential for creating a healthcare system that serves all equitably. The disparities in Black women’s maternal health demand urgent and comprehensive action. By combining legislative efforts, community engagement, and systemic healthcare reforms, it is possible to move toward a future where maternal health equity is a reality for Black women across the nation. 

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Traducido por Cali Granito

La salud en la maternidad de las mujeres negras en honor al Mes de la Historia Afroamericana 

En honor al Mes de la Historia Afroamericana, la clínica de Telluride se compromete a arrojar luz sobre las disparidades significativas presentes en el panorama de la salud materna para las mujeres negras en los Estados Unidos. Nuestro objetivo no es proyectar una sombra de desesperación, sino educar e involucrar a nuestra comunidad en el problema apremiante de la inequidad nacional en la salud. Al hacerle frente a estas disparidades, nuestro objetivo es fomentar una comprensión y compasión más profundas dentro de nuestra comunidad hacia los desafíos sistémicos que enfrentan las mujeres negras en la atención médica. Es un llamado a la concientización y la acción colectiva, reconociendo que detrás de estas estadísticas hay personas reales cuyas experiencias y luchas exigen atención y cambio. La clínica de Telluride cree en el poder del diálogo serio y orientado a la comunidad para catalizar cambios positivos en la equidad en la atención médica, especialmente en el reconocimiento y el abordaje de las injusticias históricas y actuales que enfrentan las mujeres negras en la salud en la maternidad. 

Desafortunadamente, el panorama en este tema para las mujeres negras en los Estados Unidos está marcado por disparidades significativas, y estas personas enfrentan un riesgo desproporcionadamente alto de mortalidad y morbilidad maternas. Este problema va más allá de las fronteras socioeconómicas, afectando a las mujeres negras en varias ciudades y estados, señalando un problema sistémico en lugar de incidentes aislados (Hoyert, 2023). La grave disparidad en las tasas de morbilidad en la maternidad, indicadores críticos de complicaciones inesperadas y graves durante el trabajo de parto y el mismo parto, pone de relieve aún más la urgencia de abordar este problema. De acuerdo con el Centro de Control de Enfermedades, “En 2021, la tasa de mortalidad materna de las mujeres negras no hispanas fue de 69.9 muertes por cada 100,000 nacidos vivos, 2.6 veces la tasa de las mujeres blancas no hispanas”. 

Las experiencias de las mujeres negras con la atención médica a menudo implican interacciones negativas, incluido el maltrato y la discriminación. Estas experiencias pueden variar desde ser maltratado debido a desacuerdos con los cuidadores hasta un sentimiento general de ser ignorado o no respetado. Este tipo de tratamiento no solo afecta los resultados inmediatos de la atención sanitaria, sino que también erosiona la confianza en el sistema entre las mujeres negras, lo que complica aún más su disposición a buscar atención médica (Vedam et al., 2019). 

Además, las mujeres negras se enfrentan a tasas más altas de complicaciones como la hipertensión y la preeclampsia y son más propensas a someterse a cesáreas, a menudo debido a la coerción médica. Esto es indicativo de un problema más amplio de falta de representación y respeto en sus experiencias de atención médica, que se ve agravado por las disparidades en la cobertura de seguro médico en el posparto, lo que las hace más vulnerables durante un período crítico (Ani, 2015). 

Las raíces de estas disparidades se remontan a una historia de racismo sistémico dentro del sistema de salud, incluida la experimentación médica no consensuada y los sesgos en el manejo del dolor y la atención al paciente. Un ejemplo notorio de experimentación médica no consensuada es James Marion Sims, históricamente reconocido como el “Padre de la Ginecología”. A pesar de haber sido nombrado presidente de la Asociación Médica Americana en 1976 y fundador de la Sociedad Americana de Ginecología, su legado se ve empañado por prácticas poco éticas. Desafortunadamente, su investigación fue “realizada en mujeres negras esclavizadas sin anestesia. Los especialistas en ética médica, los historiadores y otros dicen que el uso de cuerpos negros esclavizados como sujetos de prueba médica cae en una larga historia sin ética que incluye el experimento de sífilis de Tuskegee y Henrietta Lacks. Los críticos dicen que Sims se preocupó más por los experimentos que por proporcionar tratamiento terapéutico, y que causó un sufrimiento innombrable al operar bajo la noción racista de que las personas negras no sentían dolor”, según Holland. Si bien inventó el espéculo vaginal y contribuyó a la salud reproductiva en el siglo XIX, la historia a menudo pasa por alto los métodos brutales que empleó, perpetuando así el racismo sistémico. Esta desconfianza de larga data y la negligencia sistémica requieren una estrategia integral para desmantelar estas barreras y garantizar una atención equitativa (Prather et al., 2018; Hoffman et al., 2016). 

La reciente anulación del caso Roe vs. Wade introduce nuevos riesgos, particularmente en estados con posibles prohibiciones del aborto, lo que agrava la ya precaria situación de las mujeres negras que buscan atención de maternidad. Estas disparidades en la salud materna están estrechamente vinculadas a determinantes sociales más amplios de la salud, moldeados por décadas de desigualdades históricas. Abordar estas disparidades requiere un enfoque multifacético que incluya la reforma de políticas, la participación de la comunidad y cambios sistémicos en la prestación de servicios de salud (Surana, 2023). 

Legislaciones como la Ley Momnibus de Salud Materna Negra representa un importante paso adelante, con el objetivo de abordar de manera integral los factores que impulsan la mortalidad y la morbilidad maternas entre las mujeres negras. Esto subraya la importancia de las intervenciones específicas y las reformas políticas para cerrar la brecha en los resultados de salud en la maternidad (Caucus de Salud Materna Negra de la Cámara de Representantes de EE. UU., 2023). 

El compromiso con las soluciones lideradas por la comunidad y el abordaje de los determinantes sociales de la salud es esencial para crear un sistema de salud que sirva a todos de manera equitativa. Las disparidades en la salud materna de las mujeres negras exigen una acción urgente e integral. Al combinar los esfuerzos legislativos, la participación de la comunidad y las reformas sistémicas de atención médica, es posible avanzar hacia un futuro en el que la equidad en la salud materna sea una realidad para las mujeres negras en todo el país.