By Hannah Max

June is Pride Month, a time for LGBTQ individuals and allies to celebrate the diversity and progress of the queer community. The first pride event started in 1969 in New York City with the Stonewall Riots, a mass movement of gay, lesbian, and transgender individuals who stood up to ongoing harassment by the police, and which eventually evolved into a positive, affirmative month-long celebration of alternative sexuality and gender identity.

Pride Month is also an important time to reflect on the challenges, disparities and prejudices still affecting the LGBTQ community, including health disparities. LGBTQ individuals are “2.5 times more likely to experience depression, anxiety, and substance misuse compared with heterosexual individuals,” according to a study by the Kaiser Family Foundation. These numbers increase for transgender individuals, who often face additional barriers to affirming, equitable healthcare, as well as increased prejudice including political and physical violence.

Like many other marginalized populations, LGBTQ people may feel a lack of trust in the healthcare system and may have encountered insensitivity to their gender identity or sexuality. They may also encounter historical biases which posit LGBTQ identities as mental disorders, which need to be “cured.” This lack of trust, coupled with lack of access to services, is often increased when combined with other disparities. Physical and mental health outcomes are worse for LGBTQ individuals who are also people of color, lack socioeconomic power, or are in rural areas. One study of CDC data found that “rural lesbian, gay, and bisexual (LGB) adults have more chronic conditions overall when compared with urban LGB adults and heterosexual populations in both rural and urban locations,” and identified the main barriers to equitable LGBTQ care as:

1) Lack of health insurance, and specifically lack of coverage for services such as gender affirming care or HIV prevention.

2) Stigma and prejudice from both healthcare professionals and from individual’s own families.

3) Lack of training specific to LGBTQ care in medical education and practice.

4) Lack of data specific to the healthcare needs of the LGBTQ community.

These disparities can be combatted by expanded access to LGBTQ-specific services, something that TRMC endeavors to provide for patients without prejudice. We aim to see every patient as an individual with specific needs regardless of gender identity or sexuality. We believe we all have a right to quality health care regardless of how we express our gender or sexual orientation.  We strive as an organization to combat existing disparities by providing access to destigmatized and affirming care. Please join us on this journey as we continue to implement policies and programs which support our patients no matter who they love or how they identify.

Combatiendo las disparidades de salud para las personas LGBTQ

Por Hannah Max

Junio es el mes del Orgullo Gay, momento para que el colectivo LGBTQ y sus aliados celebren la diversidad y el progreso de la comunidad queer. Sin embargo, también es un momento importante para reflexionar sobre los desafíos, disparidades y prejuicios que siguen afectando a la comunidad LGBTQ. El primer evento del Orgullo Gay comenzó en 1969 en la ciudad de Nueva York con los disturbios de Stonewall, un movimiento masivo de personas homosexuales, lesbianas y transgénero que se enfrentaron al acoso continuo de la policía, y que finalmente se convirtió en una celebración positiva y afirmativa de un mes de duración de la sexualidad alternativa y la identidad de género.

En el espíritu de este movimiento hacia la justicia y la expansión de los derechos civiles, este mes, las Notas de la Oficina de Equidad en Salud se centran en las disparidades de salud que actualmente enfrenta la comunidad LGBTQ, quienes se estima representan entre el 4 y el 10% de la población de los Estados Unidos, pero tienen “2.5 veces más probabilidades de experimentar depresión, ansiedad y abuso de sustancias en comparación con las personas heterosexuales”, según un estudio de Kaiser Family Foundation. Estas cifras aumentan para las personas transgénero, que a menudo enfrentan barreras adicionales para acceder a una atención médica equitativa y con perspectiva de diversidad sexual, así como un mayor prejuicio, incluida la violencia política y física.

Al igual que muchas otras poblaciones marginadas, las personas LGBTQ pueden sentir una falta de confianza en el sistema de salud y pueden haber encontrado poca sensibilidad a su identidad de género o sexualidad. También pueden encontrar sesgos históricos que postulan las identidades LGBTQ como trastornos mentales, que necesitan ser “curados”. Esta falta de confianza, junto con la falta de acceso a los servicios, a menudo aumenta cuando se combina con otras disparidades. Los resultados de salud física y mental son peores para las personas LGBTQ que, además, son personas de color, carecen de poder socioeconómico o se encuentran en áreas rurales. Un estudio de datos del Centro para el control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en español), encontró que, en general, “los adultos lesbianas, gays y bisexuales (LGB) rurales tienen más afecciones crónicas en comparación con los adultos LGB urbanos y las poblaciones heterosexuales tanto en ubicaciones rurales como urbanas”, e identificó las siguientes principales barreras para la atención LGBTQ equitativa:

1) Falta de seguro de salud médico, y específicamente falta de cobertura para servicios como la atención de afirmación de género o la prevención del VIH.

2) Estigma y prejuicio tanto de los profesionales de la salud como de las propias familias individuales.

3) Falta de capacitación específica para la atención LGBTQ en educación y práctica médica.

4) Falta de datos específicos para las necesidades de atención médica de la comunidad LGBTQ.

Estas disparidades pueden combatirse mediante un mayor acceso a servicios específicos LGBTQ, algo que la clínica de Telluride se esfuerza por proporcionar a cada paciente, sin prejuicios. Nuestro objetivo es ver a cada paciente como un individuo con necesidades específicas, independientemente de su identidad de género o sexualidad, pero apoyando la identidad de género del paciente y celebrando nuestras diferencias en identidad de género y orientación y expresión sexual. Nos esforzamos como organización para combatir las disparidades existentes, centrándonos en el acceso rural a la atención sin estigma y atención de afirmación de género. Únase a nosotros en este viaje a medida que continuamos implementando políticas y programas que apoyan a nuestros pacientes sin importar a quién aman o cómo se identifican.